Las Emociones…
…una palabra tan común entre nosotros/as y a la vez
tan extraña… ¿acaso sabemos lo que son? ¿Sí? ¿Están seguros/as?
Caminan con nosotros/as a lo largo de
este camino que es la vida, a veces pasan desapercibidos, otras veces los
callamos cuando no queremos o no podemos oir lo que tienen que decirnos, a
veces hasta huimos de ellos y en cambio, otras veces no podemos callarlos de
ninguna manera que al final tenemos que acabar afrontando lo que nos quieren
decir.
Sí, ya sé que lo más fácil es pasar de la
situación y huir de los problemas, pero aunque en ese momento sintamos alivio y
creamos que ¡ya está! ya ha desaparecido ese sentimiento tan incómodo…en
realidad no es así porque al igual que un boomerang una vez lanzado siempre vuelve,
las emociones y los sentimientos son algo que no se van hasta hacerles frente.
No hay respuesta para esto, pero es
así, porque son parte de nosotros/as, son los que nos hacen añorar a esa
persona especial cuando se va de nuestro lado, o los que hacen que te rías y no
puedas parar de hacerlo hasta que te quedas sin aire de tanto esfuerzo, también
son esos que hacen que cuando no puedas más salen de tus ojos en forma de
lágrima y aunque sea de una manera “dolorosa” hacen que te sientas mejor…
Es una característica que la mayoría
de las personas compartimos, ¿y por qué nos cuesta tanto expresar lo que
sentimos? ¿Es cuestión de vergüenza o miedo?
No creo que sea ninguna de esas dos
cuestiones, lo que nos sucede a las personas es que siempre hemos sido educados
en lo correcto; haz esto…; no, esto no hagas que está mal…; los niños
no lloran… son frases que a lo largo de nuestra vida siempre hemos oído
o que nos han dicho de una manera continua y sin respiro.
La clave está en la educación que hemos recibido y
seguimos recibiendo, al parecer el tema emocional o sentimental son temas tabús
para las escuelas, sitios donde nos educan desde pequeños y pasamos casi 1/4 de
nuestra vida. Nos educan en valores que no se salen de un guion, siempre
hablamos de ciencia, números, de letras… ¿pero dónde quedan las
emociones?
Es tan superficial y corto el tiempo
que les dedican y tantas preguntas sin respuesta que poco a poco en nuestro
interior se crea un vacío que nos acabamos convirtiendo en “analfabetos
emocionales” y como nadie le dedica tiempo suficiente nos
acostumbramos a no pararnos a pensar sobre qué sentimos, cómo nos
sentimos o por qué nos sentimos así.
La consecuencia de este fenómeno somos
nosotros/as, personas bien formadas en cuanto a lo académico se refiere pero
analfabetas respecto a las emociones que sentimos. No sabemos entendernos o
identificar qué nos pasa.
Gestionar las emociones es algo que
cuesta mucho y requiere de entrenamiento y experiencia, no se consigue de la
noche a la mañana y menos cuando llevamos toda la vida huyendo de ellas o
callándolas para no tener que pensar, porque es algo que nos supone un gran
esfuerzo, pensar. Y a lo largo de los años esa mochila que llevamos a nuestra
espalda se convierte en una carga. Por ello debemos empezar a deshacernos de
aquello que tanto pesa y dejar espacio a lo nuevo.
El no saber gestionar nuestras
propias emociones es lo que hace que aparezcan las vergüenzas y miedos.
Sentimientos que como no nos han enseñado a saber llevarlos nos acaban ahogando
y todo por no saber qué hacer con ellos.
Miedo, frustración, consciencia de
superación…y más conceptos que hoy en día nos superan y acaban agobiándonos y
terminamos explotando de las peores formas, acabamos disparando por necesidad
de alivio sin saber a qué o quién damos y todo por no saber controlarnos o
entendernos… terceras personas salen perjudicadas por no haberle hecho frente a
este tema y aprender a huir, pero lo que se aprende es que en la vida huir no
es una opción, o peleas y aprendes o acabas derrotado.