¿Habéis reflexionado
alguna vez sobre el significado de los abrazos? ¿Qué queremos transmitir con
ellos?
Los estudios teóricos
lo definen como “un excelente medio de comunicación entre las
personas que no necesita
ser hablado ni expresado a través de las palabras”
Pero, más allá de la
teoría ¿cómo sentimos los abrazos y qué repercusiones tienen sobre nosotros?
Abrazar indudablemente es una formar de dar
amor a los que nos rodean, de decir no estás solo/a. En definitiva,
es acariciar el alma del otro/a, de los contactos más íntimos y puros que
pueden tener las personas.
La espontaneidad con la que se suceden en la mayoría
de las ocasiones es la que dotan a los abrazos de una pureza sin igual que los
hacen irrepetibles ¿A caso hay dos abrazos iguales?
Según diversas
investigaciones estadounidenses los abrazos incrementan considerablemente la
confianza y la seguridad, además reduce los sentimientos de enojo y apatía,
favorece la felicidad e incrementa la autoestima.
Por lo tanto,
todos/as funcionaríamos mejor si abrazáramos y nos dejáramos abrazar más a
menudo. Si los abrazos nos aportan tantas ventajas ¿Por qué no utilizarlos e
incrementarlos en el ámbito educativo?
La “abrazoterapia”
es una técnica en auge que al igual que la risoterapia o la
musicoterpaia son prácticas que empiezan a utilizarse cada vez más en
sectores como: tercera edad, menores, diversidad funcional… e incluso en el
campo de la salud; ya que está demostrado su poder curativo y mejora del
bienestar físico y emocional de las personas ¿En qué consiste?
Es una práctica que consiste en suministrar abrazos y tiene el propósito
de hacernos sentir bien, aliviar el dolor y mejorar nuestra autoestima.
Desde nuestro punto
de vista esta técnica es una herramienta muy interesante a tener en cuenta
dentro de ámbito de la educación en general, pero especialmente en la educación
social ya que puede ser muy eficaz para trabajar la autoestima de las personas
e incluso puede llegar a ser una herramienta valiosa en la resolución de
conflictos.
A continuación te mostramos algunas clases de abrazos
y te invitamos a que te preguntes ¿con qué frecuencia abrazas y qué tipo
de abrazos utilizas?
- Abrazo del oso: es el típico de padres e hijos,
donde el más grande envuelve con su cuerpo al más pequeño.
- Abrazo y contacto de mejillas: Uno coloca los
brazos sobre los hombros del otro, a la vez que le da un beso en cada mejilla.
Implica consuelo, bondad, consideración.
- Abrazo oriental: Ambos entrelazan los brazos
con el cuerpo del otro. Se busca el contacto espiritual con todo el cuerpo del
otro. Se acompaña con una inspiración y es el más largo. Se ponen en contacto
los espíritus de las personas a través del cuerpo físico.
- Abrazo de a tres: Para padres con hijos o
varios amigos. Implica consuelo, felicidad. La persona abrazada se siente
totalmente a salvo.
- Abrazo de costado: El brazo de uno se pasa por
el hombro o la cintura del otro. Ideal para pasear acompañados, disfrutando del
paisaje.
- Abrazo de corazón: Largo, intenso, cálido,
brota directamente del corazón. Surge en cualquier momento para saludar,
recordar fechas especiales, expresar alegría. Ofrece ternura y amor
incondicional.
Ah , por cierto ¡No olvides las reglas para abrazar!
1. Asegúrate de contar con permiso antes de dar el
abrazo. Respeta espacio y privacidad.
2. Asegúrate de pedir permiso cuando seas tú el que
necesita el abrazo. El abrazo curativo es una práctica basada en el compartir y
no en el mero dar o recibir. Cuando sientas necesidad de un abrazo, di: “ me
gustaría o me vendría bien un abrazo” o “qué te parece un abrazo antes de que
me vaya a trabajar”
3. No olvides el agradecimiento post-abrazo por
el apoyo recibido. Con un “gracias” o “me gustó” bastará.
4. Asume la responsabilidad de expresar lo que
necesitas y el modo en que deseas recibirlo.
5. Puede ir acompañado de efectos sonoros (suspiros,
expresiones de placer) o disfrutarlo en silencio.
Os dejamos con este vídeo acompañado
de una preciosa (como siempre) narración de Eduardo Galeano